Even when there are many things to enjoy here in Cordoba, there still are things that we miss from Michigan. One of those is the availability of organic food. I won't go over the whole debate of transgenic vs. organic because this post would be endless if I do so, but what I can tell you is that in our experience going from organic back to transgenic food was mind bugging as we could tell by the taste of our food, and by the labels that something was definitely not right.
Little by little we're finding our way around here, and it turns out that the consumption of organic food is a fairly new trend here. Although there aren't organic food stores here, little comunities here and there organize themselves to buy truck loads of organic food that is later divided up in a food co-op style, the same way the produce load is shared every other week.
I'm happy to report that my family participated in one of these organic food co-ops that gets together only twice a year for this event. Last weekend, and after much organization, our loot of organic goodness arrived. We went to our “organic food host's” home, and there we opened and divided up the twenty something kilograms bags of grains, sugar, flour, wheat, dry fruits. Three hours later everybody was kissing each other good bye until next time with our vehicles loaded with the best food and our heart also filled with the goodness of a well spent afternoon.
This is the first of many breads that are to be made in this home. Believe me, I never valued the food we put on our table this much. The fact that getting our organic food requires so much organization makes less turn into more. At this point I truly believe that eating organic is not only a matter of personal choice: it's a community thing, even if you buy at your local food co-op or organic supermarket. It's a way to support local economies. Buying organic foor creates a bigger demand of organically grown products. It creates healthy eating habits in our family. And although consuming organic food may represent a sacrifice economycally, it definitely is an investment in health and peace of mind.
Aún cuando hay tantas cosas para disfrutar acá en Córdoba, todavía extrañamos otras tantas de Michigan. Una de esas cosas es la disponibilidad de comida orgánica. No voy a hablarles acerca del debate de la comida transgénica versus la comida orgánica, eso sería un post interminable. Lo que sí les puedo decir es que la experiencia de ir de orgánico a transgénico fué para pensarse, el gusto de la comida es diferente y las etiquetas nos decían también que algo estaba básicamente mal.
Poco a poco estamos encontrándole la vuelta al asunto de la comida y parece ser que esto de comer orgánico no es tan popular acá pero definitivamente se está dando como una nueva alternativa. Aunque no hay supermercados "orgánicos", hay pequeñas comunidades que se organizan para comprar camiones cargados de comida orgánica para despuer dividir la compra en su comunidad, algo estilo cooperativa; de la misma manera en que se divide las verduras cada quince días.
Les cuento que este mes participamos de una de estas compras la cual se realiza solo dos veces al año. El fin de semana pasado, después de mucha organización llegó nuestra carga de comida orgánica. Fuimos al reparto a la casa de la organizadora de nuestro grupo y abrimos bolsa y bolsa de granos, harinas, semillas, azúcar, trigo y frutas secas. Tres horas mas tardes nos despedimos con nuestros autos cargados de cosas deliciosas y con nuestros corazones también llenos de felicidad por haber pasado una linda tarde.
Este es el primero de muchos panes que se harán en esta casa con esos productos. Creo que nunca le había dado tanto valor a la comida que ponemos en nuestra mesa. El hecho de que conseguir comida orgánica requiera de tanta organización hace que menos sea más. Me parece que hoy en día comer orgánico no es solo una asunto de decisión propia sino también un asunto de comunidad, incluso si compran comida orgánica en un supermercado o en una cooperativa. Al comprar comida orgánica ayudamos a los pequeños productores y a la economía local ya que se crea mayor demanda de estos productos. Al mismo tiempo que se crean buenos habitos alimenticios en la familia. Y aunque consumir productos orgánicos representa para muchos un sacrificio económico, les aseguro que comer saludable es una inversión en la salud física y mental.